martes, 23 de septiembre de 2014

Las Rabenmütter y yo (la Casa de la Pradera y la caja de zapatos) segunda parte

Y sí, como ya conté el cole empezaba el martes 16 de septiembre y así que iba mi hija muy ufana con su mochila Scout, la Schultüte, el Dindl y con sus trencitas (mamá, esto parece un cuento muy raro)... Y como ese día va la familia a acompañar al niño en su primer día de colegio (de nuevo gracias blogs y foros por ponerme al día) pues allá que íbamos mis suegros, mi marido y yo con mi bebé y su carrito caminito de la Grundschule por una senda del bosque alpino donde según el mapa se acortaba (cascada preciosa incluida). La niña de la mano de la abuela ("uyyu si llego a saberlo no me pongo tacones", decía) y yo con mis monísimos zapatos de leopardo planos que hacían estragos en mis pies cabos (lo único que había tenido bueno de mi época de ballet) 


Íbamos con el tiempo justo y yo ya me imaginaba a las Rabenmütter agonías cogiendo sitio en la clase media hora antes así que ya me estaba poniendo mala "ay venga, vamos a darnos prisa y luego miramos las montañitas de Heidi". 

Llegando al colegio vimos a los ultimos niños llegando con los Ledenhose y las niñas con los Dindls con peinados muchos más recargados que las simples trenzas de Sofía, "pero si parecen los de la Casa de la Pradera" dijo mi suegra "jajaja Mari no me hagas reír que vamos tarde jajajaja". 

Fuimos los últimos en llegar, a pesar de haber sido muy puntuales, pero ya en la puerta de la clase estaban apostadas muchas madres (algunas también llevaban el traje), abuelos, padres con el traje regional (tan propios que parecían a punto de coger el trombón y tocar Rosamunde) y todos los niños sentados ya en sus pupitres ergonómicos, muy bonitos.  Sofía se sentó en el sitio que ponía su nombre y aquello parecía Hollywood: la profesora con su Dindl también hablando y presentando el curso y los padres grabando y haciendo fotos con flash. Las Schultüte sobre la mesa y las mochilas (tooooodas Scout cómo no) en el suelo. 

Observé que en el pasillo de la entrada de la clase estaba el nombre de mi hija con un globito. 
Y me di cuenta que mi marido -hombres, qué poco observadores-me había hecho dar vueltas como una tonta por Primark, Carrefour, Hipercor buscando zapatillas de estar en casa especiales invernales para el cole, pues fue lo que me dijo que "creía haber visto puestas a las niñas cuando apuntó a la niña al cole en julio" (así que yo las había comprado finalmente de pelito de peluche altas). Pues observando ahora las repisas de zapatos de otras clases vi que usaban las típicas de agujeros de plástico playeras (normal, no tienes casi ni que mirar al ponértelas o quitártelas) -y como yo me las había traído de España genial-. 

Fue muy bonito cuando bajaron después al Hall del colegio y los de la segunda clase cantaron una preciosa canción de bienvenida a los de primero, la cual fui traduciendo a mi suegra, y cuya letra venía a decir que bienvenidos a nuestro colegio donde queremos que seáis felices aquí haréis amigos aprenderemos a leer, escribir, contar, sumar, restar., etc
Luego habló el director del cole con mucho acento bávaro y claro, ahí pillé pero me tragué también muchos oá, moa, toa, y de eso no pillo nada y entonces me acordé de lo de Bayern des samma mia y de mi amiga Manuela y yo cantándola en Ronda jajaja. Diosss ¿aprenderé algun día a entender este dialecto? . 

Recogimos a la hora a la niña en clase, -antes habíamos tomado un cafelito, un Bretzel que el colegio ofrecía en un stand para amenizar la espera-y de vuelta en la clase los padres teníamos que meter en la taquilla de cada niño el material escolar comprado (mucho de pinceles, pinturas, de manualidades etc) y aquello que pudiera ser posible dentro de una caja de zapatos traída al efecto (nosotros conseguimos una improvisada de nuestra casera la noche de antes donde escribí el nombre de mi hija con el rotu permanente en un lado) peroooooo sí!!!!ya lo sabéis: las Rabenmütter!!!!  habían forrado las cajas, bordado o pegado los nombres de sus hijos, y decorado con los mismos motivos que las Schultüte. Cómo no. Yo muy educada intenté colocar las cosas en la taquilla, pero apenas me dejaban espacio -como es lógico muchas se recreaban en su arte y se mostraban entre ellas las preciosas obras realizadas- así que tuve que esperar un poco a que las mamá Raben (cuervo) levantaran el vuelo para abrir mi triste y blanca caja de zapatos y colocarlo todo de forma ordenada. Me dieron ganas de sentarme a dibujar algo (siempre se me dio bien, es un don que me viene de mi familia paterna) pero había otros padres esperando y pensé que ya no era el momento (de haberlo sabido...)

 Llegó la fotógrafa del cole y todos los niños tenían que alzar para la foto la Schultüte y Sofía en medio, alzando la suya, ay, la única lisa y "pelaita" y yo notando cómo algunas madres Raben buscaban con la mirada a esos padres despiadados y crueles que al cono de dulces no le habían puesto ni un triste lazo de los chinos...

A los dos días, el jueves a las 19:00 era la cita con los padres en la clase y nuestro primer encuentro directo, pero eso merecerá otro capítulo...

Fuerza y honor alpino! 

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